Bosques: Susurros del subsuelo

Bosques: Susurros del subsuelo

Por Marcelo Jara Ruiz (Estudios Nueva Economía).

“(...) ¡Por qué te entregas a esa piedra

Como a un puñal envenenado,

Tú que comprendes claramente

La gran persona que es el árbol!

Él da la fruta deleitosa

Más que la leche, más que el nardo;

Leña de oro en el invierno,

Sombra de plata en el verano

Y, lo que es más que todo junto,

Crea los vientos y los pájaros (...).”

Defensa del árbol, Nicanor Parra

 

En el día internacional del árbol, permítase unas breves palabras sobre su majestuosa existencia.

Al deslizar la mirada sobre un bosque, lo primero que emerge son sus árboles y el verdor de su follaje. Al cerrar los ojos, es posible escuchar la presencia del viento que silba entre sus hojas; al mismo tiempo, y al compás de ese ritmo, están los pájaros y sus variopintos sonidos y colores; al mirar hacia el cielo es posible ver cómo ese mosaico de luces y movimiento reflejan la condición dinámica de la vida allí presente. En la perspectiva, entonces, se encuentran los imponentes árboles y el sotobosque -hierbas, plantas, arbustos y árboles jóvenes-, lo cual conforma el ecosistema de esa particular comunidad de vida.

Y la maravilla continua… en el subsuelo se plantea otro escenario y otra trama de vida: si en el tronco y en la copa el árbol se comunica con el cielo, el agua, los animales y los diversos gases del exterior, es en sus raíces en donde la comunicación adquiere un componente “radical”: contacto y relaciones de interdependencia con las otras especies que conforman la comunidad/ecosistema. En el subsuelo, hay toda una trama de intercambio de información y energía que es el cimiento de las dinámicas sobre él.

Este esclarecimiento sobre la vida subterránea se ha evidenciado por avances científicos que han surgido principalmente en Canadá (Simard, 2020), en donde se han comprobado hallazgos sobre estas relaciones ecosistémicas en los bosques, en las cuales resulta fundamental la interacción entre las raíces de árboles y de los hongos. Estos canales y procesos de comunicación se ven posibilitados por las denominadas micorrizas, las cuales corresponden a estructuras que permiten la simbiosis entre raíces y hongos, favoreciendo el intercambio de nutrientes e información en la vida circundante.

Imagen 1: comunicación y red simbiótica de micorrizas

Fuente: Ilustración de Enzo Pérès-Labourdette (2016).

Estas simbiosis mutualistas bajo tierra permiten conectar diferentes individuos en el bosque: los árboles más altos y antiguos -denominados arboles “madre”- suelen tener más acceso a la luz solar, por lo que tienen mayor posibilidad y capacidad de generar energía, la cual se transforma en azúcar mediante la fotosíntesis, generando un excedente de producción, que es más de la que necesita un árbol madre. Es así como los procesos producidos por las micorrizas permiten que los hongos subterráneos se adhieran a las raíces de los árboles adultos generando un intercambio de bienes y energía: árbol madre entrega el azúcar a cambio de los nutrientes del suelo que le ofrecen los hongos. Asimismo, los árboles más jóvenes y débiles se pueden conectar a esta red de relaciones para nutrirse de ella; permitiendo el intercambio con árboles de su propia especie y de otras también. Todo este entramado es un intercambio constante de energía, pero también de información: estos vínculos le permiten saber al propio ecosistema qué árboles o qué agentes podrían ser una amenaza para el equilibrio de la comunidad. Así, se detonan mecanismos de defensa para enfrentar las amenazas como insectos, parásitos o plagas.

No obstante, en un sistema equilibrado como un bosque, tales amenazas naturales no conllevan el peligro de su desaparición; al contrario, favorecen el rejuvenecimiento del mismo (Carson, 1962).

Las otras amenazas: marcos culturales y modelos extractivistas

Tras una historia de dominación y hegemonía política, ideológica y económica, las actividades sociales han repercutido de manera profunda en la configuración ambiental de los ecosistemas en Chile. De forma particular, en el periodo de la dictadura militar, se promulgó el Decreto 701 en 1974, el cual promovió aún más la liberalización de los mercados de tierra, agua y la modernización de las industrias. A propósito de lo anterior, es que este instrumento impulsó el fomento forestal y subvencionó las operaciones de las grandes empresas forestales en el país (González-Hidalgo, 2018).

Así, producto de lo anterior, el escenario político y ambiental instala las condiciones ideales para la degradación de este particular ecosistema, siendo las presiones antrópicas las que suponen la mayor amenaza y su actual estado de devastación: el cambio de uso de suelo, la deforestación, la ganadería, las presiones urbanas y las plantaciones forestales han conllevado un grave deterioro de estos ecosistemas y los servicios que estos ofrecen a la vida y humanidad.

En la imagen 2, es posible ver la gran cantidad de bosque nativo en Chile y, desde aquí, cómo el modelo económico predominante en los últimos 30 años ha conllevado una escasa protección, alta vulnerabilidad y gran porcentaje de pérdida de este.

Imagen 2. Cifras sobre el bosque nativo de Chile

Fuente: Elaboración propia a partir de Fundación Terram (2016).

Este cambio normativo trajo consigo un importante crecimiento en materia económica asociada al rubro, pero produjo una transformación paisajística y cultural muy importante en los territorios. Por un lado, se generó un desplazamiento perceptual, conceptual y productivo; donde antes se apreciaba el bosque nativo con su particular flora y fauna, ahora el paisaje es predominantemente de plantaciones forestales. Pero, al mismo tiempo este cambio provoco la anulación de la vida vinculada al bosque, a los árboles y a los influjos en ella plasmada. Se ha desvanecido paulatinamente la relación del Pewen y el Canelo con la tierra; la relación del breve Rayadito y del Tricahue que iluminan el cielo. Pero también, las culturas ancestrales se han visto históricamente afectadas por estos cambios (Gonzalez-Hidalgo, Fonk y Toledo, 2013): al desaparecer el bosque, han perdido su autonomía, soberanía alimentaria y separa de las condiciones materiales y simbólicas que le dieron su fuerza creativa, espiritual y cultural (Singh, 2018).

Y no puede ser menor, de forma complementaria, la pérdida de bosques implica una invaluable pérdida de servicios ecosistémicos que estos ofrecen a los diversos sistemas interrelacionados con ellos; la degradación de la salud y bienestar de los bosques tiene una incidencia directa en la regulación del balance hídrico (Fundación Chile, Fundación Avina y Futuro Latinoamericano, 2018), en la protección de los suelos, en la absorción de contaminantes atmosféricos, en la conservación y el de actuar como una barrera natural para contener la desertificación (Bazán, 2020).

Así, las relaciones de interdependencia de las sociedades humanas con los bosques y la biodiversidad, queda manifestada por este delicado equilibrio del cual todas las formas de vida están implicadas.

La raíz de los desafíos

Las interacciones hacen pensar en las infinitas y sutiles redes que dan posibilidad a las distintas formas de vida y al sustento de sus múltiples interdependencias. La comunicación subterránea de los bosques es, también, una metáfora sobre la importancia de las relaciones que se establecen entre la biodiversidad y la cultura humana; no es casualidad que las culturas ancestrales hayan desarrollado toda su mitología y vida emocional en torno a los bosques nativos y su riqueza.

Testigos y herederos de la destrucción creativa de amplios ecosistemas, en manos de modelos económicos que maximizan el uso de la tierra e instrumentalizan la vida, es evidente cómo se ha cambiado y trastocado profundamente la composición simbólica y material de los bosques y con ello se ha alterado toda la trama dialéctica que se da en su subsuelo.

La importancia de los bosques para el medio ambiente y la sociedad es un tema que puede y debe estar en el centro del debate constitucional, para asegurar y garantizar la salud de los ecosistemas y culturas humanas; dialogar sobre los árboles y bosques es solo el inicio de un proyecto social y cultural de nuestra constitución como residentes, ciudadanos y sujetos en el mundo.

Pensar en los bosques permite ampliar la perspectiva sobre los desafíos ecológicos, sociales, urbanos y económicos que atraviesan los territorios. Ser y sentir en los bosques, permite redefinir la existencia para reencontrarse con sus múltiples manifestaciones, con la historia y los afectos, al reconsiderar la poética existencia del árbol.

Fuente: “Chemamull”, en pueblosoriginarios.com

“A veces, miramos un árbol y solo pensamos en su verticalidad, en su belleza. Pero todo depende de él, nuestra agua, nuestro oxigeno… es el hogar de todos”.

 La Sal de la Tierra, Sebastiao Salgado

 

Fuentes de referencia

Bazán, M. (30 de noviembre 2020). El avance de la desertificación: las 22 mil hectáreas de bosque nativo que CONAF aprobó talar sin reforestar. CIPER (2020). Disponible en: https://www.ciperchile.cl/2020/11/30/el-avance-de-la-desertificacion-las-22-mil-hectareas-de-bosque-nativo-que-conaf-aprobo-talar-sin-reforestar/

Beiler KJ, Durall DM, Simard SW, Maxwell SA y Kretzer AM (2010). Architecture of the wood-wide web: Rhizopogon spp. genets link multiple Douglas-fir cohorts. New Phytologist, 185: 543-553.

Carson, R. (1962). Primavera Silenciosa. Editorial Critica (2016).

Fundación Chile, Fundación Avina y Futuro Latinoamericano (2018). Radiografía del agua. Brecha y riesgo hídrico en Chile. Escenarios Hídricos 2030 Chile. Disponible en: https://escenarioshidricos.cl/wp-content/uploads/2020/06/radiografia-del-agua-1.pdf

Fundación Terram (18 de julio 2016). Un 19% del bosque nativo del país se ha perdido en los últimos 40 años. Fundación Terram, Disponible en: https://www.terram.cl/2016/07/un-19-del-bosque-nativo-mas-diverso-del-pais-se-ha-perdido-en-los-ultimos-40-anos/

Gonzalez-Hidalgo, M., Fonk, M. y Tolero, G. (2013). Diversidad y biodiversidad como ejercicios de autonomía: alternativas locales ante el impacto. Revista Ecología Política.

Simard, S. (2021). Finding the Mother Tree: Discovering the Wisdom of the Forest. Ed. Random House Lcc Us.

Singh, N. (2018). Convertirse en un comunero: los comunes como lugares de encuentro y coexistencia socionatural y afectiva. Ecología Política, 55: 8-12. Traducido por Marién González y Gustavo García.

 

 

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