Hace unos días causó cierto revuelo mediático la condonación por 125 millones de dólares a la multi-tienda Johnson’s por conceptos de multas e intereses adeudados al SII. Debería ser una cifra destacable considerando que el perdonazo equivale a diez veces la deuda consolidada de las PyMES en todo el país. Sin embargo, el caso de Johnson’s lamentablemente constituye un ejemplo a escala muy pequeña de un problema mucho mayor, pues si consideramos los grandes holdings empresariales, aseguradoras o instituciones financieras como punto de referencia, nos damos cuenta de que son “demasiado grandes para caer”, y que por lo tanto los montos involucrados para un eventual rescate financiero en caso de crisis son gigantescos relativamente al caso previamente mencionado.
Dado lo anterior, adquiere cada vez más relevancia entender el porqué de las acciones y prácticas irresponsables y especulativas que llevan a cabo los ejecutivos de grandes empresas, y que redundan en desórdenes financieros o incluso en la bancarrota de sus instituciones. Por ende, es pertinente en vista del escenario actual analizar el “riesgo moral” existente en la administración de las grandes organizaciones. El riesgo moral es un concepto económico que describe una situación en la que un individuo, una empresa o un gobierno -aislado de la consecuencia de sus acciones- puede modificar su comportamiento del que habría tenido si hubiese estado expuesto completamente a las consecuencias de sus acciones. Debido a que muchas empresas adquieren la noción de que son, como dirían en Wall Street, too big too fall, sería interesante plantear una eventual correlación positiva entre el tamaño organizacional y los riegos que están dispuestos a asumir sus administradores. En otras palabras, el gerente de una empresa tendería a tomar más riesgo a medida que su empresa crece en tamaño e importancia.
Volviendo a la situación de Johnson’s podemos decir a su favor que los llamados perdonazos tienen una justificación que avala su ejecución, y se explica principalmente en que el costo social y económico de una posible cesación de pagos por parte de las empresas sería superior al monto de rescate, flexibilidad de pagos, o baja de tasas de interés destinadas en su ayuda. El costo social mencionado se relaciona con la cantidad de empleos que otorga la empresa, y el costo económico significa que algunas empresas, sobretodo en el ámbito financiero, están integradas de manera tal en la economía local o global, que no pueden desaparecer ya que destruirían el mercado. Siguiendo la lógica argumentativa planteada anteriormente, parece sensato entonces que el gobierno, en caso de una crisis contribuya a solucionar la situación, dado que el citado financiamiento a las empresas ayudaría a disminuir la probabilidad de ahondar en una crisis aún mayor. No obstante, si analizamos el asunto desde otro punto de vista, nos damos cuenta de que los rescates financieros generan un incentivo a las empresas para no realizar una supervisión y una regulación financiera adecuada de su accionar, es decir, contribuyen a que los administradores ejecuten acciones especulativas en el manejo de sus organizaciones. En otras palabras se puede interpretar como que el gobierno “premia” un comportamiento riesgoso, ya que las prácticas especulativas y muchas veces irresponsables, en un escenario como el actual, no tendrían costos asociados. En definitiva, el resultado es que las empresas ineficientes se mantienen en operación, y se distorsionan los mecanismos de “selección natural” existentes en mercado, que generan una influencia positiva a la evolución de las instituciones y por lo tanto también a la innovación y al crecimiento económico.
En cuanto al contexto internacional, podemos mencionar que en EEUU el problema del “Riesgo moral” se ha presentado en una magnitud sin precedentes en la pasada crisis subprime. Un pequeño ejemplo podría “hablar por si mismo”. El economista chileno Mandred Max Neef en una conferencia que tuvo lugar en Barcelona reveló una reflexión interesante. Señaló que según estudios de la FAO de las Naciones Unidas se calcula que el hambre esta afectando a 1000 millones de personas y estimaba en 30.000 millones de dolares anuales la superación de esta situación. Por otro lado, el paquete completo del rescate financiero hacia bancos e instituciones financieras alcanzó la suma de 17 trillones de dólares. Por lo tanto mediante una simple división se puede derivar que el monto anteriormente señalado equivale a más de 600 años de un mundo sin hambre.
Finalmente, de acuerdo a todos lo hechos expuestos y datos señalados queda una reflexión sobre el rol del estado dentro de la sociedad, dado que presenta una relación asimétrica de privilegios hacia ciertas instituciones privadas, motivada solamente por su dimensión y preponderancia en la economía, relegando a las pequeñas y medianas empresas a competir en un escenario mucho más adverso.
Eduardo Cerda
Estudios Nueva Economía